Para la presente investigación proponemos un estudio original para las ciencias sociales en América Latina y escasamente explorado en Chile: las condiciones laborales y sociales de los músicos en este país y la implicancia que tienen las políticas públicas (de trabajo y de cultura) en ellas. Es así que indagamos en las condiciones laborales que viven los músicos en Chile, a partir de un análisis crítico de las políticas públicas que los afectan, específicamente aquellas vinculadas a cultura y trabajo que se han implementado en el país desde el retorno de la democracia en 1990. A partir de ello, analizamos los paradigmas, enfoques e ideologías tras estas políticas públicas, buscando fundamentalmente hallar las consecuencias prácticas en las condiciones laborales que enfrentan los artistas en el país, centrando la atención en el trabajo de los músicos. Se establece como hipótesis de trabajo que el desar rollo económico que ha emprendido Chile en los últimos 40 años, ha desembocado en un sistema neoliberal arraigado de manera profunda en la sociedad chilena, cuyas consecuencias establecen relaciones laborales desiguales y condiciones de precarización en el trabajo, especialmente en el trabajo artístico.(...)
A partir de esto, las preguntas que enmarcaron esta investigación son:
¿Cuál es el vínculo entre las políticas públicas implementadas en Chile desde 1990 hasta la actualidad con la situación de precariedad laboral que sufren los artistas, y especialmente los músicos?
¿De qué manera influyen estas políticas públicas en la situación y condiciones de trabajo de los músicos en Chile?
¿A través de qué procesos y estrategias es posible potenciar el desarrollo cultural, y específicamente musical, en Chile, sin desproteger las condiciones laborales de sus propios trabajadores?(...)
El movimiento musical chileno ha crecido en diferentes áreas: en artistas de calidad, en la profesionalización de algunos sectores como producción y sonido, y en la organización de grandes eventos masivos. Sin embargo, los músicos nacionales difícilmente consiguen ser escuchados. Las radios difunden fundamentalmente música extranjera, aquella que es
prioritaria para los sellos multinacionales, ocupando más de un 90% de las emisiones. La música chilena cuenta con una difusión mínima en radio y no existe ninguna norma que fije cuotas de contenidos nacionales. (...)
En este escenario, las fuentes de ingresos de los músicos chilenos son escasas. Los derechos de autor y de interpretación, fundamentales para su mantención, no logran una cuantía importante por la escasa difusión en los medios de comunicación. Los conciertos en vivo son importantes, pero conseguir los espacios y el público se hace difícil. Las únicas fuentes de trabajo estable son la participación en agrupaciones musicales consolidadas y la docencia. (...)
La situación que viven los músicos hoy en día se puede reflejar en las palabras del primer
ministro de cultura chileno, José Weinstein: “Muchas veces, quedamos enceguecidos ante el fulgor del éxito arrollador de unos pocos artistas, y no vemos la cruda realidad de muchos creadores que, dado los zigzagueos propios de su trabajo, viven circunstancias lamentables, por no decir fatales, en los últimos tramos de su vida. Cuántos actores, cómicos y músicos, cuya imagen está en la retina de muchas generaciones por habernos dado tantos momentos de satisfacción, terminaron su vida abandonados, indefensos, obligados a la mendicidad para sobrellevar, por ejemplo, una grave enfermedad” (Weinstein, 2004: 11).
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